Personal

Pulseritas

Cada mañana me levanto casi sin que el despertador haga su trabajo. Dicen que es la huella de la edad. Será eso.
Como es rutina, comienzo mi ritual que incluye un poco de ejercicio, ya sea hacer abdominales o salir a correr muy temprano. También una buena ducha, preparar los desayunos, sacar a los perros…
Pero desde hace un poco de tiempo, esa rutina incluye una cosa particular. Ajustarme una pulserita que llevo en la muñeca izquierda, en la derecha suelo llevar el reloj. No es una pulserita cualquiera. Tiene muchos significados.
Acompaña en mi brazo a otra del Camino de Santiago, que me indica el destino a seguir; una de cuero que me regaló en mi cincuenta cumpleaños la novia de mi hijo mayor; otra que me compré en Muxía para celebrar mi veinticinco aniversario de boda, y ésta nueva.
Esta nueva pulserita lleva insertado un mensaje de esperanza, un mensaje de apoyo y un emoticono de una cara sonriente.
Lo peculiar de esta nueva compañera es que se desanuda continuamente. A quien las diseñó le he oído decir que se podría dar “una puntadita” para fijarla; también he pensado en quemar el nudo un poco… Pero me resisto a ello. Y me dirán, ¿por qué?
Porque al anudar de nuevo cada mañana la pulserita viene a mi memoria el mensaje que lleva insertado y que quizá me pasara desapercibido si fuese algo más de lo cotidiano que vivimos día a día. El #yomecuro ; #SeguimosJuanma es algo que me motiva a ser mejor persona cada día. A dar gracias a Dios por todo lo que tengo. A tener amigos como Juanma que luchan con una sonrisa y con cariño a todos los que le rodean. Dando las gracias continuamente.
Él, ponía el otro día en las redes sociales, que las pulseritas se soltaban porque eran como de seda. ¿Cómo no van a ser de seda, si de seda es tu corazón?
Gracias, amigo, por infundirnos estas maravillosas enseñanzas.
#Yomecuro
#SeguimosJuanma
Jcgescritor 13.11.18

Personal

Hombre de la luna (MAN OF THE MOON)

No. Nada que ver con la letra de la canción de R.E.M o <<ar-i-em>> que se dice ahora. Que llegaba a cuestionar la llegada del hombre al satélite terrestre. No.

Tan solo decir que me gustaría ser el hombre de la Luna. De esa que apareció hace unos días por el horizonte tornada de un color rojizo, encendida, brillante, esplendorosa.

Ser el hombre de la Luna, es ser dueño de los sueños que me despiertan al observarla, el contemplarla en la oscuridad de la noche, sobre una colina, huyendo de las luces de la ciudad. Esos sueños de los que todos vivimos, pero tal vez, solo tal vez, yo más. Ese soñador que no despertará jamás a la realidad.

No encuentro palabras, y en alguien que pretende ser escritor es duro decirlo, para lograr describir lo que siento cuando miro hacia arriba y su luz me llena, me cautiva. Todo lo que quiero percibir en su forma, en sus manchas, en su aspecto. Todo lo que trato de explicar y no encuentro la forma.

Voy más allá de la maravilla de la naturaleza que nos rodea. Más allá de por qué refleja la luz solar y no tiene luz propia. Más allá de comprender que gire y gire alrededor de nuestras vidas. Influyendo en ella, en nuestros ánimos, en nuestros organismos (en los femeninos más que en los masculinos), en las mareas… Voy más allá de mirarla con pasión o devoción incluso. Trato de ver aquello que busco.

Quiero pensar que allí arriba, sobre su superficie, está él. Que su influencia es la que me atrapa. Me cautiva. Me somete. Quiero pensar que la luz no es el reflejo solar sino la fuerza de su sonrisa, amplia, de dientes blancos. Que cuando dejo de mirar y observo mis pisadas sobre el camino plateado de su reflejo, no es otra cosa que la guía de mi vida. La guía que él me transmitió siempre y que tanto añoro ahora.

Se acerca el momento. El duro momento de sentir una puñalada, que viene a acompañarme año tras año, ese fatídico día de enero. Y se acerca con sonidos de un tango que te recuerda <<que veinte años no es nada, que febril la mirada…>>. ¿Nada? ¿Veinte años nada? Todo. Un universo vacío.

Por eso, hoy, tras ver esa luna llena, más cerca de nosotros, aunque a simple vista no la veamos tan distinta a otras veces, por eso, hoy quiero ser como el título, solo el título, de esa canción de R.E.M y convertirme en el hombre de la Luna. Y poder estar allí, junto a su sonrisa para poder transmitirle al mundo todo su esplendor.

 

Jcgescritor. 09/01/18